Parábolas

No tengo tiempo para preocuparme

 

  

Durante la segunda guerra mundial, le preguntaron al jefe de los ingleses, Winston Churchill, si no le preocupaban las terribles responsabilidades en una guerra tan tremenda y  peligrosa, y respondió: “Trabajo dieciocho horas diarias y estoy tan ocupado que no tengo tiempo para preocuparme”.