Parábola

Cuestión de preferencias

 

  

Cuenta Plutarco, en su Vida de Catón, que una vez alguien manifestó al famoso romano su extrañeza porque, en un tiempo en que tantas gentes  oscuras tenían  una estatua, él no la tuviese todavía.

“Prefiero –contestó Catón– que mis contemporáneos me hagáis esa pregunta a que la posteridad no comprenda por qué han dedicado una escultura a Catón”.