Parábola de las tres reglas

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB


Maestro, poco a pocos nos vamos instruyendo en el conocimiento de tu palabra. La meditamos cada día. Hoy hemos encontrado una parábola que, de cumplirla, nos acercaría más a ti y a los otros.

- ¿ Sobre qué habéis estado meditando?
- Que cada uno sea veloz para escuchar, lento para hablar, lento a la ira.
- ¿Nos puedes explicar estas palabras?
- Sí, con mucho gusto.
- Un creyente mío debe ser una persona dispuesta siempre para escuchar la palabra divina y a los otros creyentes. De la escucha viene la cercanía del corazón.
- En segundo lugar, un creyente mío no habla a la ligera de mis misterios y de mi Buena Noticia. La transmite con suavidad, convicción. No quiero papagayos, sino comunicadores de mi estilo nuevo de vida.
- Y, en tercer lugar, un discípulo mío sabe controlarse perfectamente en su manifestación de la verdad que posee. Con la ira no llega a ninguna parte. La ira del varón no promueve la justicia de Dios.
- Os quiero gente llena de Dios y no vacía. ¿Enterados?


¿ Eres observante de esas tres reglas?


ORACIÓN DEL DISCÍPULO: Maestro, nos pones las cosas un poco difíciles. La paciencia se nos acaba algunas veces. Tenemos momentos de ira. No somos reflexivos y meditativos al hablar. Nos precipitamos y nos cuesta escuchar. Padre, tengamos en cuenta las quejas y súplicas de nuestros discípulos para que sigan trabajando en su perfección cumpliendo con estar tres reglas claves de su apostolado en el reino de los cielos.

PRECES
- Por la juventud: para que emplee estas tres reglas y crezca en el conocimiento de Dios y de los otros, roguemos al Señor
- Añade tus intenciones
Señor, queremos vivir las reglas. Te decimos: Padrenuestro