Parábola de la persona virgen
Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB
Maestro, hay personas- como tú bien sabes - que se entregan a ti por completo. Libremente han dejado de casarse por amor al reino y a tu novedad de vida. De vez en cuando insinúas en tu Evangelio esta posibilidad. Ayer como hoy hay millares y millares que te siguen en virginidad.
-¿Y qué pasa: son más santos que los casados?
- No, nadie ha dicho eso. Hay que respetar al que está casado y al que se queda célibe por una causa superior.
- ¿Cómo pueden vivir así?
- Por amor. De su abundancia de amor a Dios y a los otros surge en ellos la virginidad. Esta, por sí misma - mirada físicamente -no tiene la menor importancia.
- ¿Dónde está, pues, su importancia?
- En la virginidad total: física, moral, espiritual y cordial. Se mantiene virgen por un don que Dios concede a gente especial. No todo el mundo puede entender este consejo del reino.
- Y no pasa nada. El que no pueda vivir en virginidad, que se case. No hay problema. Pero que tanto el casado como la virgen amen a Dios. Esta es la cuestión. Cada uno merece su respeto.
¿ Hablas mal de la gente virgen?
ORACIÓN DEL DISCÍPULO: Maestro, te doy gracias porque en tu reino hay gente dedicada completamente a tu misión. Se han liberado de otras preocupaciones para que tú seas el centro de sus vidas y la gente necesitada. No son gente tonta ni boba. Son los amantes de tu novedad. Te han entendido así y te han seguido.¡ Ojalá que las vírgenes y los casados sean todos ejemplos vivos de tu amor en el mundo!
PRECES
- Por la juventud: para que si siente la llamada de Dios a una entrega total, no menosprecie esta llamada, roguemos al Señor
- Añade tus intenciones
Señor, por las vírgenes te decimos hoy: Padrenuestro